sábado, 23 de febrero de 2008

Dia 3 Entrada 5

Corrí lo más rápido que pude hasta Andrés. Llegué en el momento justo. En el momento en que mi barra de metal golpeó la cabeza del primer zombie, los otros dos se lanzaron al ataque. Al parecer mi golpe no había sido lo suficientemente fuerte, porque si bien el cadáver cayó al piso, la cabeza seguía intacta. Igualmente había quedado aturdido, y podía contar con que no se parara por unos momentos.

Uno de los zombies se tiró sobre Andrés, que logró esquivar los brazos por bastante poco saltando hacia un costado. El salto lo dejó desequilibrado, y el segundo zombie aprovechó la falta de balance para lanzarse hacia él. Los brazos del muerto agarraron a mi amigo por los hombros, que al estar agarrado por algo recobró el balance justo a tiempo para usar sus dos manos para frenar la cabeza del zombie que estaba intentando morderle la cara, echando espuma por la boca, con la lengua colgando como un peso muerto. De un salto alcancé al zombie que lo había atacado en un principio, y de un golpe limpio le hundí el cráneo. Cayó al suelo con un gemido ahogado. Estaba a punto de golpear al último atacante, cuando escuché un grito. Era gonzalo que estaba también forcejeando con un zombie, agarrándole el cuello con las manos intentando evitar ser mordido, con la traba de volantes en el piso.

Rápidamente solté un golpe directo al cráneo del zombie que estaba atacando a Andrés, y sin mirar si había caído al piso o no, corrí hacia Gonzalo. Por desgracia al estar yendo a tanta velocidad, no pude calcular bien el golpe, que fue a parar al pecho del enemigo. Pude sentir costillas y musculos romperse mientras la barra penetraba por el costado del cadáver. Me dio una pequeña sensación de arcadas. Por suerte, si bien el golpe no había destruido al atacante, le dio suficiente tiempo a Gonzalo como para recobrar su arma y darle el golpe de gracia. Automáticamente los dos fuimos corriendo hacia Andrés. Al darnos vuelta, lo vimos a él, con una tapa de rueda de auto en la mano y al zombie que yo le había sacado de encima retorciéndose en el piso. Descargó con furia un golpe con la tapa, que destrozó la cabeza del zombie. En el instante mismo en que el bicho dejó de moverse, la música hizo un fade out.

Nos tomamos un momento para recobrar el aliento.

Rompí el silencio

"Estamos todos bien?"

"Sí, yo estoy bien" Dijo Andrés, en cuclillas, jadeando.

"Yo también" Acotó Gonzalo, entre bocanadas de aire.

"Fantástico... Andru, más tarde nos podes contar como terminaste acá, por ahora, tenemos que salir de este viaducto para llegar a la armeCUIDADO CHABÓN!"

El zombie que había knockeado de los tres que habían atacado a Andrés, se había arrastrado sin que nos demos cuenta hasta donde estabamos, y con un movimiento rápido atrapó la pierna izquiera de Andru, y agarrándola con fuerza hundió sus dientes en la carne de mi amigo, que soltó un grito de dolor mientras golpeaba la cabeza horrible y deforme con las manos. Gonzalo fue el primero en reaccionar y de un golpe certero de costado sacó al zombie volando hacia un costado, regando sus sesos por el piso.

Andrés se puso en posición fetal en el piso, agarrándose con fuerza la pierna.

"LA PUTA MADRE! QUE CARAJO HACEMOS AHORA?!"

"NO SE ALAN, NO SE, BANCA! NO LO PODEMOS DEJAR ACA"

"OBVIO QUE NO PELOTUDO, NI EN PEDO. PERA, CALMÉMONOS UN TOQUE"

Nos sentamos un momento en el piso. Gonzalo se estaba agarrando la cabeza con las manos y yo me había puesto las manos tapándome la cara. Necesitaba pensar y rápido.

"Todavía no sabemos como se transmite la enfermedad"

"Pero siempre es por la mordida, SIEMPRE"

"Sí, pero eso es en las películas Gonzi, esto es la vida real... podría ser cualquier cosa... hagamos así, vendémosle la herida, atémosle las manos, y que venga... si vemos alguna señal de cambio... ya sabemos lo que hay que hacer."

Gonzalo asintió con la cabeza.

Agarré la remera de uno de los zombies muertos y le corté un pedazo largo, fui hasta donde estaba Andrés.

"Dru, soltate, dejame vendarte, tranquilizarte, no te vamos a dejar acá"

De a poco soltó la herida, y me dejó vendarla lo mejor que pude... no tenía idea de primeros auxilios, así que básicamente solo giré la venda alrededor de la herida, haciéndo presión para frenar la hemorragia. Lo ayudé a sentarse contra la pared, mientras Gonzalo sacaba varias tiras más de tela.

"Entendés que no sabemos como se transmite la enfermedad, y que vamos a tener que atarte por eso, no?"

Asintió con la cabeza. Parecía estar en estado de shock. Lo mejor iba a ser dejar que se tranquilice.

Se acercó Gonzalo con unas 3 o 4 tiras de tela, que usamos para atarle las manos a la espalda a nuestro amigo y para taparle la boca. En ningún momento de todo ese proceso Andrés dio la más mínima muestra de queja. Terminamos con nustro trabajo, y lo levantamos entre los dos.

"Podes caminar?"

Asintió con la cabeza, mientras empezaba a caminar hacia la salida del túnel. Caminamos con él. Ibamos todos en silencio... extrañamente, sentíamos como si hubiéramos perdido la batalla, si bien los cadáveres destrozados en el piso decían lo contrario.

Con aplomo, salimos del túnel, y el flash repentino del sol nos dejó ciegos unos segundos. Cuando pasó el efecto, pudimos ver claramente la armería de cabildo y Santos Dumont.

Caminamos lentamente hacia el negocio, mientras atardecía y el sol proyectaba nuestras sombras de nuevo hacia el túnel... si había un lugar al que no queríamos volver, era ese.

viernes, 18 de enero de 2008

Dia 3 entrada 4

Llegamos a la entrada del viaducto.


Desierto.


No había un alma. Pero de nuevo, no me sorprende, después de todo, la ciudad estaba casi desierta. Habían bastantes autos frenados en la puerta del viaducto, varios de ellos chocados o con marcas de haber chocado.

Igual, no podíamos ir sin prepararnos. Hay que tener en cuenta que el viaducto era un lugar cerrado, y por lo tanto la movilidad era reducida. Correr hacia los costados era imposible, y las persecuciones nunca eran una buena idea. En caso de encontrar algo, posiblemente tendríamos que pelear. Mire el tubo de acero en mi mano... iba a servir a la perfección. Lo miré a gonzalo. Había que conseguirle un arma o algo.

"Che, antes de entrar necesitamos un arma o algo parecido para vos"

"Se... hay que improvisar algo"

"Algo como qué?"

"A ver..."

Se acercó a uno de los autos estacionados que habían cerca. No los del medio de la calle sino los que estaban correctamente estacionados. Revisó el primer auto por afuera, y no encontró lo que estaba buscando... sea lo que fuere.

"Qué buscás che?"

"Ahora vas a ver"

Revisó un segundo auto, y aparentemente encontró lo que buscaba.

"Vení, rompé la ventana de este auto"

Me acerqué y de un golpe seco tiré abajo la ventana. Era un Renault 12 aproximadamente de fines de los '80, así que todavía tenía las trabas con "ganchitos". Abrió la traba, luego la puerta, y empezó a hurgar debajo del asiento del conductor. A los pocos segundos extrajo de abajo un fierro de unos 60 o 70 cm. de largo, con un gancho en cada extremo, y con agujeros en los costados. Era una traba de volante.

"ja, buena boludo. Eso va a servir"

"Eeeeh, te dije que la tengo clara"

Ahora que estabamos los dos "armados" podíamos seguir adelante. Caminamos a la entrada del túnel, y entramos.

Por suerte, como el túnel está dividido en dos partes separadas por una sin techo, había una cantidad aceptable de luz. La primera parte pasó sin problemas, aunque cada tanto había que subirse y pasar por arriba de algún que otro auto que nos tapaba el camino.

Llegamos al intervalo abierto. Estaba sorprendido... qué raro que no haya pasado nada hasta ahora, normalmente en estos momen...

Me interrumpió un ruido desde más adelante.

Quién garcha me manda a hablar?!

Se podía escuchar claramente el movimiento. Los vimos, estaban a unos 20 o 30 metros de distancia, y todavía no nos habían visto. De repente, algo me sorprendió todavía más.

"QUE CARAJO?!"

"Vos también lo escuchás?! pense que me estaba volviendo loco!"

"De donde carajo viene?!"

"Qué se yo! de un auto?"

"No, viene de todos lados, no viene de un auto. Es como si estuviéramos rodeados de parlantes"

Claramente, podía escuchar de fondo música.

"JA! BOLUDO, MAIDEN!"

"SEEEE ACES HIGH MAN!"

"Alto tema para pelear boloh! Si nos vamos a morir, que sea con este tema!"

"JAJA, DALEEEE"

Justo en ese momento los zombies se percataron de nuestra presencia. No había otra, iba a haber que pelearla.

Tres salieron corriendo hacia nosotros, a los tropezones gritando y aullando. El primero se dirigió hacia mi. Me quedé quieto y lo esperé. Por suerte eran muy torpes. Justo antes de que me alcanzara pegué un salto a la izquierda, y lo más rápido que pude intenté darle un golpe en la cabeza con mi tubo. Por desgracia no lo alcancé, pero le llegué a pegar en la espalda. Un sonoro CRACK me dio a entender que le había quebrado la espalda, al menos ya no iba a poder correr. Se desplomó en el piso a un par de metros míos, gritando, arrastrándose con las manos. Me acerqué y le pegué otro tubazo en la nuca... esta vez si que no le pifié.

There goes the siren that warns of the air raid
Then comes the sound of the guns sending flak


El segundo había salido corriendo hacia mi compañero, que lo recibió con un sonoro golpe en la cara con el traba-volantes. No llegó a destrozarle la cabeza, pero si a volarle la mandíbula.

"AL PEDO ESPERAR A QUE VENGAN! CORRAMOS HACIA EL TÚNEL, VÁMONOS A LA MIERDA!"

Gonzalo asintió con la cabeza, pero en el momento de distracción el zombie que él mismo había golpeado lo había agarrado por atrás, abrazándolo. Claro que al no tener mandíbula no podía morderlo. Me acerqué corriendo y le puse un golpe seco en medio de la cabeza, manchando con un poco de sangre la ropa de Gonzalo.

Ni cruzamos palabra, arrancamos a correr hacia el túnel.

Running, scrambling, flying
Rolling, turning, diving, going in again


Llegamos a la parte cubierta de nuevo, habían cuatro o cinco zombies en el camino. Apenas nos vieron nos embistieron. Esquivé a uno, a dos, el tercero me agarró de la manga de la remera, pero el impulso hizo que se rompiera. Miré fugazmente hacia atrás para asegurarme de que seguía acompañado. Efectivamente estaba atrás mío, siguiéndome el paso con algo de dificultad entre los autos.

Estábamos llegando al final del túnel cuando lo vi. Era una de las dos personas que habíamos mandado en la expedición anterior, Andres, contra la pared, rodeado de 3 zombies... la música estaba por la última estrofa, y por alguna razón sentía que esto se iba a acabar rápido.

"AHÍ ESTÁ ANDRES, CONTRA LA PARED DE AHÍ!"

Me giré para pedirle a Gonzalo que me acompañe a ayudarlo, pero vi que estaba ocupado. Uno de los zombies había logrado agarrarlo de un brazo, y estaba intentando frenar la cabeza con la mano libre para que no lo muerda. Me quedé helado. Para que lado tenía que ir?

"ANDÁ CON ANDRÉS, YO PUEDO CON ESTO"

No tenía tiempo de discutir, le di la espalda y corrí hacia mi otro amigo.

martes, 15 de enero de 2008

Sobre ellos

Cada película de zombies, cada cuento, cada novela, trae a nuestros amigos no muertos de una forma distinta. A veces son cadáveres podridos que se desplazan arrastrándose lentamente, y otras son bestias sedientas de sangre. Me voy a tomar este pequeño apartado para explicar bien como funcionan los zombies en este mundo.

En lo que respecta a movimiento, los zombies retienen su capacidad muscular humana, esto qué quiere decir? que pueden correr tan rápido como cuando estaban vivos. Pero hay un detalle. Las capacidades motrices de los zombies no conocen sobre control y equilibrio. Por esto, un zombie puede correr tan o más rapido que cuando estaba en vida... pero a los tropezones y con muy poca presición. Esto hace que sea complicado (pero no imposible) correr de ellos, pero relativamente fácil esquivarlos.

Con la fuerza sucede prácticamente lo mismo que con el movimiento. Un zombie va a tener igual fuerza que cuando estaba vivo, pero al no controlarla puede ser un poco mayor. De nuevo, siempre torpe y sin presición. Por lo tanto, un zombie (o varios) pueden romper una puerta de madera (aunque terminarían con los brazos quebrados, seguramente) pero nunca una puerta de metal, por ejemplo, o tirar abajo un enrejado de metal sólido.

Acá los zombies son básicamente animales. Se manejan por instinto, no razonan. Cuando detectan una presa (de la misma forma que la detectaría un humano, detección sonora o visual) VAN a correr desaforadamente a buscarla. No pueden elaborar estrategias, no meditan las acciones, y no reconocen armas. Les da lo mismo si es una nena de 12 años acorralada con una muñeca en la mano, o un soldado de elite con una AK-47 cargada y un lanzallamas.

Por regla general, un zombie solo muere cuando pierde la integridad del cerebro. Si se le pega un tiro en la cabeza, lo más probable es que muera (a menos que sea un arma de muy bajo calibre). Debido a que normalmente tienen un estado relativamente avanzado de descomposición, es relativamente fácil romperles la cabeza con algún arma contundente lo suficientemente sólida (un bate de béisbol, un caño de acero, etc). Un zombie cortado a la mitad va a seguir intentando matar a su presa, incluso si no tiene extremidades. Si el cerebro está completo, el zombie sigue vivo. Y sí, técnicamente, si se corta la cabeza en limpio, la cabeza sigue viva (ya que el cerebro sigue entero) pero el cuerpo deja de moverse.

Comen carne. No sólo el cerebro. Les es indistinto incluso si es humana o no.


Toda duda que no esté contestada acá mismo, es porque se van a enterar a lo largo de la historia.


Saludos

jueves, 10 de enero de 2008

Dia 3 Entrada 3

Seguimos trotando por Santa fe un par de cuadras más y después agarramos una lateral (Charcas) por un rato, esperando volver a la avenida más tarde... quedarse en calles chiquitas no era muy seguro, menos lugares adonde correr.

Después de pasar Scalabrini Ortiz volvimos a Santa Fe. No tuvimos muchos más problemas por un tiempo, y decidimos sentarnos a descansar, después de todo, veníamos caminando y corriendo hace más de 40 cuadras, y la experiencia en Callao nos había cansado bastante. Nos sentamos en una esquina, bien en la punta, cosa de poder ver hacia todos lados. Por suerte los zombies no se caracterizaban por ser muy silenciosos ni sutiles, así que normalmente podíamos detectarlos con bastante anticipación. De todas formas, nunca hay que bajar la guardia, por esas cosas eramos pocos los sobrevivientes, por confiarse. Eso Gonzalo lo habíamos aprendido mejor que nadie... ya habíamos perdido a Eze, que aunque no era tanto amigo de Gonzalo como lo era mío, después de convivir los días de crisis, las relaciones avanzan más rápido.

En fin... descansamos unos minutos en silencio. Ninguno de los dos quería romper el silencio, sentíamos que el que lo hiciera iba a tener que dar explicaciones sobre lo que acababamos de hacer. Fue por el bien mayor... o fue un homicidio? importaba ahora?

"Da igual lo que haya sido che, no había otra, los dos lo sabemos"

Gonzalo me miró con cara de orto, yo siempre hacía esas cosas, hacía de cuenta que los problemas eran insignificantes. Algunos le dicen escapar, yo le digo enfrentar la realidad, si no hay nada que hacer, no hay nada que hacer. Lo hecho hecho está.

"Y a la gente cuando volvamos que le vamos a decir? eh?"

"Primero que no tienen por qué enterarse de nada, y segundo, preocupémonos antes de volver, y después nos preocupamos por contar que pasó o no"

"Bueh, dale, sigamos que no da estar aca tirados como unos boludos"


Nos levantamos y seguimos la caminata. Yo ya lo conozco a él, esto le va a carcomer la consciencia un buen tiempo.

Seguimos caminando hasta que llegamos a Ángel Carranza. Ahora teníamos que decidir entre dos rutas. Podíamos ir por el viaducto o por la estación de tren.

Ir por el viaducto implicaría bajar por un pasaje cubierto de unos 200 metros de largo por unos 40 de ancho. Bastante amplio como para correr y evadir, pero también bastante extenso. Además, las luces municipales no funcionan, así que las dos secciones del túnel que están completamente cubiertas iban a estar a oscuras.

Ir por la estación de tren podría ser todavía más peligroso, porque si bien el camino a recorrer sería considerablemente más corto, habría que pasar por debajo de la estación, por un pasillo cubierto de unos 50 metros, pero muy angosto. Esquivar cualquier cosa por ese lado sería casi imposible.

"Por donde agarramos? El túnel o la estación?"

Gonzalo se quedó unos segundos pensando.

"No se, me da igual, elegí vos che"

"Te parece ir por el viaducto? ese pasillo de abajo de la estación ya me daba miedo antes de todo este quilombo de mierda, más miedo me da ahora"

"Y dale, por el viaducto entonces"


Ya estábamos muy cerca... una vez que salieramos del viaducto sólo faltaría una cuadra y llegariamos a destino... pero de nuevo, si algo me enseñaron las películas de zombies, es que cerca del objetivo es donde siempre pasa el peor bardo.

lunes, 7 de enero de 2008

Dia 3 Entrada 2

Me agaché para revisarle el pulso... perfecto, estaba viva. Se iba a levantar con un dolor de cabeza de la puta madre, pero al menos se iba a levantar, es más de lo que puede decir la mitad del país.

"Bueno, la levantás vos o yo?"

"Yo la levanto, dejá"

"Fantástico"

Gonzalo la levantó, y de repente nos percatamos de algo... por algo habíamos estado corriendo. Escuchamos los gritos a lo lejos, allá para el lado del centro, sobre Santa Fe. Automáticamente empezamos a correr nuevamente, un poco más lento por el peso de la muchacha que acababamos de levantar del piso. Pensar que con mis amigos en una época la apodamos "20 kilos mojada" y nos reíamos... pero correr con 20 kilos sigue siendo más difícil que con nada. Corrimos aproximadamente una cuadra, cuando miré para atrás. Estaban mucho más cerca de lo que creía. Ya podía ver la silueta de los cuerpos contra el sol, en su frenética corrida por conseguir carne fresca.

Seguimos corriendo una, dos, tres cuadras. Miré de nuevo para atrás y ya podía distinguir las caras putrefactas. La realidad me pegó como un cross de derecha. No ibamos a llegar, el peso nos estaba retrasando demasiado. Pero no podíamos dejarla, no podíamos... o si? Supervivencia del más fuerte no era la regla?

Seguimos corriendo, llegamos a Pueyrredón, cruzamos la avenida desierta como todas las otras, corriendo, esquivando los autos varados. Algo me sonaba extraño... los gritos eran distintos... no como en las últimas cuadras... venían de otro lado. Habían unos 5 o 10 más viniendo por Pueyrredón, que doblaron para perseguirnos. No ibamos a llegar, no había forma.

"La vamos a tener que dejar" grité yo, mientras corríamos

"Sos boludo? Como la vamos a dejar?!"

"Es ella o nosotros man! No hay otra!"

"..."

"Si no llegamos hasta cabildo y Santos Dumont se va todo al carajo, NECESITAMOS esas armas. Si nosotros caemos acá, cae TODO el refugio!"

"Está bien... tenés razón"

Me acerqué a mi amigo y me pasó el cuerpo inconsciente de la chica. Ellos ya estaban a media cuadra de distancia. Cerré los ojos durante un segundo.

"Espero que algún día nos perdonen... es por el bien mayor"

Dejé el cuerpo sobre el capó de un auto, asegurandome de que fuera un lugar donde pudieran verlo, y seguimos corriendo.

Cerramos los ojos los dos, y corrimos lo más fuerte que pudimos, tapándonos las orejas. No queríamos escuchar los gritos del festín... pero no hubo caso. Los alaridos de festejo, del frenesí de la alimentación eran demasiado fuertes... espero que sea la última vez que tenga que hacer esto.

El grupo de aproximadamente 15 o 20 zombies que nos estaban persiguiendo se frenaron para tomar el cuerpo de la chica, dándonos a nosotros el tiempo de escapar. El bien mayor... ya no sabía si sobrevivir fuera bueno o malo... pero había que tratar, y en este momento, nuestra mejor chance de sobrevivir era esa armería sobre Cabildo.

viernes, 4 de enero de 2008

Día 3 Entrada 1

"DALE CORRE PELOTUDO, CORRE!"

"BANCA QUE NO DOY MÁS CHABÓN, BANCAME!"

Nos frenamos medio segundo en la esquina de Santa Fe y Callao, y miramos la larga avenida que en su momento supo ser uno de los centros comerciales de la ciudad... estaba vacía, los autos desocupados desperdigados por la calle, las vidrieras de los negocios rotas, las confiterías fashion que solían estar atestadas de gente estaban desiertas.

Y pensar que solo habían pasado dos días... dos días puede ser TANTO tiempo...

Escuchamos un ruido a un costado.

"Viene de allá, de la izquierda" me dice Gonzalo Guglielmo, apuntando sobre Callao a un grupo de autos en formación errática sobre la calle.

Los dos sabemos que tenemos que correr, que es lo lógico... pero la curiosidad te puede. Querés saber si es algún amigo, si es alguno de esos que todavía estás buscando. Los que todavía no viste morir... ni revivir.

"Rajemos man... rajemos de acá"

Como siempre, él no me da bola.

"Pera... dale unos segundos. Puede ser alguien... vivo"

Esperamos... casi puedo sentir un reloj imaginario haciendo tic-tac-tic-tac. Cada segundo que pasa es un peligro en potencia. Si algo aprendí de las películas de zombies es eso. Todo puede pasar de calma a caos en menos de un minuto.

De repente se abre un requicio la puerta de uno de los autos que antes había señalado Gonzalo. Yo agarro con fuerza el tubo de acero de 50cm. que vengo acarreando hace ya medio día. Me pesa y me molesta tenerlo encima... pero es la única arma que pudimos conseguir. Gonzalo se acerca al auto.

"No seas pelotudo, no te acerques..."

"Puede ser alguien!"

"Alguien es seguro! Pero andá a saber cuán vivo está!"

Como siempre, no me da bola.

Se acerca a la puerta... las cosas pasan muy rápido cuando quieren.

La puerta se termina de abrir de golpe y en una milésima de segundo salta sobre Gonzalo. Él se lo trata de sacar de encima, pero no puede. Apuro los pocos metros hasta mi amigo y levanto la barra. Mido rápido el golpe para asegurarme de no pifiarle, y descargo.

Justo antes de alcanzar mi objetivo noto algo. No hay piel putrefacta, no hay olor, no hay gritos de demencia... no llego a frenar el golpe, pero sí a disminuir la fuerza lo suficiente como para que no sea mortal.

El golpe le da de lleno al desconocido en la nuca y cae hacia un costado. Gonzalo tarda un par de segundos en levantarse, todavía temblando un poco por el susto, nos quedamos los dos mirando al atacante... los dos la conocíamos. Era una chica del pellegrini, un par de años más chica... ahora desmayada en el piso.